Kendrick Lamar estremeció Santiago: Una noche de versos, fuego y contrastes en el estadio Monumental

El rapero estadounidense presentó un show dividido en cuatro actos que combinó hits, narrativa audiovisual y una puesta en escena de alto nivel. Aunque el estadio no se llenó, la energía del público y la potencia artística marcaron un concierto histórico.
UNA ESPERA CARGADA DE EXPECTACIÓN Desde temprano, miles de fanáticos comenzaron a reunirse alrededor del Estadio Monumental. Para muchos era la primera vez de ver a Kendrick Lamar en vivo en Chile, y la emoción se sentía en el aire. Antes de la presentación principal, el dúo argentino Ca7riel & Paco Amoroso encendió el ambiente con su habitual desenfreno teatral y sonoro.
UN ESPECTÁCULO EN CUATRO ACTOS Pasadas las 21:00 horas, el recinto quedó en penumbras y la figura de Kendrick emergió en contraluz. Acompañado de fuegos artificiales, dio inicio a un espectáculo dividido en cuatro actos, con transiciones audiovisuales que profundizaron en la narrativa de su álbum GNX (2024).
La escenografía incluyó un Buick Grand National en escena, escaleras metálicas y dados gigantes, elementos que reforzaron el imaginario urbano. El diseño visual, cargado en tonos blanco, negro y gris, aportó dramatismo y solemnidad.
HITS, CLÍMAX Y COMUNIÓN CON EL PÚBLICO El setlist recorrió distintos momentos de su carrera: desde “Wacced Out Murals” y “N95”, hasta clásicos como “King Kunta” y “ELEMENT.”. En el segundo acto destacó una faceta más introspectiva con “Euphoria” y “Reincarnated”, mientras que canciones como “Alright” desataron la euforia colectiva.
El cierre llegó con “Luther”, la polémica “Not Like Us” y “Gloria”, coronando la noche con fuegos artificiales. En las gradas, la presencia del cantante Rauw Alejandro fue una de las sorpresas.
LUCES Y SOMBRAS DE UN SHOW MONUMENTAL Aunque la producción fue de talla mundial, el Monumental no se llenó por completo. Los vacíos en las tribunas fueron evidentes, generando un contraste entre la magnitud del montaje y la asistencia real.
Las pausas entre actos, pensadas como respiros teatrales, dividieron opiniones: algunos las valoraron como parte del concepto, otros sintieron que cortaban la continuidad emocional delconcierto.
REFLEXIÓN FINAL Más allá de la asistencia, la presentación de Kendrick Lamar en Santiago dejó la sensación de haber presenciado a un artista en plenitud, dueño de un espectáculo que mezcla rap, narrativa visual y una intensidad pocas veces vista en el país.
“¡Chile!”, gritó Lamar en uno de los momentos más simbólicos de la noche, sellando un vínculo fugaz pero poderoso con un público que respondió con devoción.
Escrito por Gonzalo Mirana @ausencia_de_color
Fotografías por Achraf Issami